
Como en la mitología griega Narciso, el Sevilla acabó tirándose al agua y ahogándose tras contemplarse y verse bien compuesto durante minutos y minutos en un anodino partido en Leganés que abre otra crisis en el club. Con un parón por delante y 2 derrotas sucesivas , una de pura impotencia ante la Real Sociedad y otra indignante por pura presunción en Butarque, volverá a haber ruido de sables durante el mes de noviembre. Y con razón. El partido que ofreció el equipo de García Pimienta a los suyos fue indigno por acomodaticio, por inane, por romo. Y el castigo de la derrota, quizá elevado para los merecimientos del rival , fue justísimo para los deméritos sevillistas.