Había los que soñaban con una gesta histórica del Inter Miami de Leo Messi y compañía, pero solamente lejos de la realidad. El Paris Saint-Germain goleó pese a terminar teniendo piedad en lo que podría haber sido un resultado realmente sonrojante, pues la diferencia entre ambos conjuntos sobre el césped fue abismal (4-0).
Quedó demostrado todo en un primer tiempo en el que solo existió un aparato. No por falta de ganas de los de Mascherano, sino más bien por ritmo y calidad. Cero acciones ofensivas del Inter Miami, que prácticamente no pasó la medular y solo tuvo un 27% de posesión. Una situación poco frecuente para un equipo que acumula a leyendas como Sergio Busquets, Jordi Alba, Luis Suárez y Leo Messi, pero el tiempo pasa para todos. No tuvo éxito el grupo estadounidense en procurar hallar a sus mejores futbolistas. No lo puso fácil Luis Enrique con su presión adelantada que forzó a una pérdida tras otra y a dejar aislado a Messi del juego. Ahora pronto quedó claro como iba a ir el desafío. Aun de estrategia, donde no se podía aceptar relajarse el Inter Miami, y encima con remate de cabeza del más pequeño de todos, Joao Neves (6’). Y la imagen del partido fue ver como Busquets, inidentificable , perdía un balón de los que frecuenta dominar fuera de la frontal para que el luso, asistido por un Fabián que fue quien robó, doblara la ventaja (39’).
La sensación era que, en el momento en el que el PSG lo deseara , marcaría. En cosa de cinco minutos antes del reposo dejaron resuelta su superioridad en todos los sentidos. Incluso con regalo de Avilés, que entró por el lesionado Allen y se marcó en propia misión (44’), sentenciando Hakimi en el descuento tras recoger un disparo propio al larguero.
Se intuía una goleada de escándalo, pero el grupo francés se apiadó. Aprovechó el segundo tiempo para medir su desgaste de energías, siendo consciente de que la carga de partidos del curso es muy elevada. Luis Enrique decidió dar descanso a Fabián y Marquinhos con todo resuelto. Favorazo de los grandes para Inter Miami, que acabó el primer tiempo en la lona como Converses Oliveira, pero no fue rematado como hiciera Topuria durante la anterior madrugada. Es más , recobró algo de control del balón, más por demérito del bajo ritmo del PSG que por sus propias acciones, y eso le sirvió para localizar los ojos mucho más clarividentes del terreno de juego, los de Leo Messi. De esta manera , un pase de fantasía del argentino dejó solo a Suárez, que estuvo torpe en su control y se la regaló a Donnarumma. Aun el primer tiro del desafío fue del argentino, a las manos de misión italiano, que minutos después aplaudió los primeros minutos de Dembélé en este Mundial de Clubes.
No tuvo prácticamente encontronazo el que varios tildan de futuro Balón de Oro. Tampoco lo necesitó. Inter Miami ha podido disfrutar de alguna conducción de Messi, al que le faltó calidad a su alrededor. Al final , recorrido absoluto del PSG, que le echó un capote a su ex- jugador para que no se fuera con un marcador humillante.
